A pasado más de un año desde mi primer viaje a Diyarbakir y no son pocos los detalles que han cambiado en la zona sudeste de la península de la Anatolia. El clima está bastante caliente, y no por el calor sofocante del verano, sino por los continuos enfrentamientos entre el PKK y el Ejercito turco,
sobre todo en la zona de Şırnak. A esto hay que sumarle las protestas callejeras en las ciudades de mayoria kurda y el consiguiente lanzamiento de gases por parte de la policia para dispersarlas. De lo último puedo dar buena fe, pues durante la escasa semana que pase en Nusaybin (Mardin) el esplendido aroma se nos colaba dentro de casa casi cada noche
debido a las disputas, y creedme no hace ninguna gracia respirarlo.
Centro Cultural de Nusaybin
Pero no todas las noticias iban a ser tan negativas. Para mi sorpresa, me he encontrado con una iniciativa del Gobierno local de Diyarbakir, capitaneado por
Osman Baydemir, que ha puesto el kurdo (tanto el kurmancî como el zazakîen) las calles, algo impensable hace no mucho tiempo. Es un intento curioso de dar visibilidad al idioma y a la población que lo usa. Y a mi me sirve para aprender nuevo vocabulario. Según me cuentan, los carteles llevan puestos cerca de un mes por toda la ciudad en las paradas de los autobuses y en diversas marquesinas normalmente usadas para publicidad.