2 mar 2010

Sobre la facilidad de usar estereotipos

Hace unas semanas mientras veía la película Hotel Ruanda me di cuenta (como otras tantas veces) de lo perverso de los medios de comunicación y de la facilidad de usar los estereotipos para atacar, ya sea verbal o físicamente (por lo general lo segundo suele ser consecuencia de lo primero). Desgraciadamente esta mañana  he vuelto a tener la misma sensación y esta vez ha venido motivada por un artículo de José María Carrascal aparecido en el periódico ABC. El artículo en cuestión bajo mi punto de vista es un cumulo de generalizaciones sin sentido y bastante hirientes algunas de ellas. 
José María Carrascal

La primera perla que me ha llamado la atención ha sido la siguiente: “…mientras el ciudadano corriente convive con los inmigrantes en la calle, en su edificio, en el ambulatorio, en la escuela de sus hijos. Y siente miedo. Cada vez son más y más distintos. La inmigración es el cadáver en el armario europeo”. Y me preguntó yo, ¿los inmigrantes no son personas y ciudadanos también? ¿O es que por proceder de un país diferente al nuestro ya no son seres humanos?

Carrascal continua con este pedazo de reflexión: “Con italianos, españoles, griegos, portugueses no hubo problema (…) por integrarse fácilmente o regresar a sus países al cabo de algún tiempo. Pero como la curva demográfica de los países huéspedes seguía sin ofrecer suficiente mano de obra, sus gobiernos empezaron a buscarla en países extraeuropeos, Turquía, el Norte de África, con religión y costumbres muy distintas al de acogida. Es más, enemigos durante buena parte de la historia”. ¿Alguien me puede explicar que tiene que ver Turquía con el Norte de África (Marruecos, Argelia, Túnez)? Aparte de que ambos son países musulmanes, sus historias son sumamente diferentes. El primero se creó tras la debacle del Imperio Otomano, los otros fueron colonias de potencias europeas hasta el siglo XX. Por lo tanto, cabe la duda razonable de que sus modos de vida e incluso sus costumbres sean como poco  minimamente diferentes. Por otra parte, ya que le da tanta importancia a eso de la religión, incluso desde ese punto de vista existen matices (en ocasiones bastante grandes) entre los países musulmanes. No es lo mismo un sunni que un alevi o un chií, de la misma forma que no se puede afirmar que un católico, un protestante y un evangélico son lo mismo.

Pero quizá esta sentencia sea una de las mejores escrita por la pluma de José María “ (…)En parte, por comodidad, en parte, por arrogancia, al pensar que la superioridad de la civilización occidental se impondría a la de los procedentes de otras”. Solo le falta decir algo así como ¡VIVA EL HOMBRE BLANCO y su superioridad incuestionable! Que usasen estos vergonzosos argumentos durante la época de la colonización es comprensible si se piensa que alguna excusa había que buscar para invadirlos, pero que actualmente prosigamos con ese discurso eurocentrista dice mucho de nuestro sentido “democrático”. 

El siguiente párrafo es una joya: “Los musulmanes gozan de un poder casi omnímodo sobre sus mujeres e hijos. Poder al que tendrían que renunciar en caso de convertirse no ya en cristianos, sino simplemente en occidentales. De ahí su resistencia a integrarse. Sus mujeres, no. Sus mujeres saldrían ganando. Pero sus mujeres tienen muy poco que decir, metidas en sus habitaciones”. ¿Es incompatible ser musulmán con ser occidental o europeo? Bajo mi punto de vista no, y os pongo un ejemplo. Si un español (español de pura cepa –que diría este señor, con madre de Parla y padre de Zamora), de esos que son ciudadanos de a pie, se convierte al Islam ¿deja de ser español, europeo y occidental para pasar a ser únicamente un musulmán con pretensiones terroristas? Me viene a la memoria el nombre de Yusuf Islam que, supongo, a muchos de vosotros no os suena pero quizá si el de Cat Stevens, un músico británico que se hizo bastante famoso durante los años 60 y 70 con canciones como Wild World o Moonshadow y que a finales de los 70 se convirtió al Islam, cambiando su nombre por el de Yusuf y esta vez teniendo bastante éxito entre el público musulmán con canciones como A is for Allah.

 Cat Stevens
 Yusuf Islam

Como dice mi abuela no tienen nada que ver las churras con las merinas y no tiene nada que ver ser musulmán con respetar las leyes de un país, porque en España también hay muchos que maltratan y asesinan a sus mujeres, y son cristianos. Por otra parte, afirmar que todas las mujeres musulmanas tienen poco que decir me parece una estupidez y de las grandes. Quizá sea que nos empeñamos en no escucharlas y prestamos más atención al hiyab que les cubre la cabeza y no a las ideas que tienen dentro de ella.


Hay muchas más afirmaciones dignas de mención, pero creo que lo poco analizado desacredita el argumento del señor Carrascal, sobre ese Islam "monolítico, inmóvil y enemigo de occidente". Sólo espero que esta vez la población sea crítica con  esa tinta malgastada escribiendo estupideces xenofobas.

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